Buen día, estoy escribiendo este artículo un lunes, tratando de probar y derrumbar el mito acerca de que el primer día de la semana es desmotivador. Tal vez lo sea porque se terminó el fin de semana. Convengamos que hay trabajos que son difíciles, jefes que lo hacen aún más duro de sobrellevar o climas laborales muy estresantes.
En las últimas décadas se avanzó mucho en temas relacionados con las organizaciones, el desarrollo de las personas, las mejoras en el clima laboral y lo significativo de los valores dentro de las compañías.
“El clima organizacional afecta a procesos organizacionales y psicológicos, e influye en la productividad, en la satisfacción laboral y en el bienestar de los trabajadores. Por esto, es necesario proponer modelos que orienten la implementación de estrategias para fortalecer el desarrollo humano, mejorando la percepción que los trabajadores pueden tener con respecto a su ambiente laboral.” (Cárdenas Niño et al., 2009, p. 122)
Aunque a veces se siente que esperamos que todo se resuelva de la noche a la mañana. O que los que cambien sean solo los otros, es necesario tomar conciencia de la importancia que tiene nuestro cambio de actitud para enfrentar cada día. En los últimos años se conocieron estudios que postulan que la actitud de las personas impactan en la calidad de vida de las mismas, y por lo tanto, en el clima de las organizaciones.
Arrancar un lunes con “modo lunes” o hacer algo diferente depende de cada uno. Puedo arrancar el lunes de otra manera, solo yo puedo plantearme esto. Podría cambiar mi energía y mi actitud buscando ser más positiva, podría cambiar los ojos con los que veo el “lunes” y sentir un cambio positivo en mí.
Un ejemplo para mencionar extraído del libro Aprecitividad de Laura Isanta expresa que “Cuando llego a las empresas suelen recibirme con una lista interminable de lo que no quieren ver más en la compañía y de lo que esperan desterrar con capacitación y entrenamiento. Luego de que escucho atenta la lista de problemas, les pido que me cuenten que quieren que pase. Más concretamente: que me cuenten lo mismo que acaban de decirme, pero esta vez en positivo y afirmando lo que desean ver crecer en la empresa y no lo que quieren arreglar.” (2018, p. 61)
“Es decir, donde dijeron! no quiero más estrés” pueden decir por ejemplo, “quiero bienestar”; cuando dijeron: “Menos quejas” podrían reemplazarlo por “Más diálogos saludables”. Al principio sorprende mi pedido, pero cuando comienzan con el juego de palabras rápidamente ven la diferencia. Perciben de inmediato que se están orientando a reducir los problemas y poco o nada a hacer crecer el potencial.” (Isanta, 2018, p. 62)
Además de generar un cambio de actitud, consideramos como clave el cambio del lenguaje que utilizamos diariamente. Expresar lo que deseamos, hablar en positivo de aquello que queremos lograr. Proyectar un gran día más allá de que inicie la semana o culmine la misma. Estemos en el trabajo o en una reunión social, nuestra actitud y nuestro lenguaje condicionaran en parte la experiencia que vamos a vivir.
Maria Rosa Rago y Maria Mercedes Rago
RG – Consultoría y Capacitación
Referencias bibliográficas:
Cárdenas Niño, L.; Arciniegas Rodríguez, Y.; Barrera Cárdenas, M. (2009). Modelo de intervención en clima organizacional. Colombia. http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=299023513005
Isanta, L. (2018). Apreciatividad. El arte de percibir lo valioso. Buenos Aires: Granica.