Al escuchar codificamos los sonidos de las palabras que llegan a nuestros oídos y representamos una idea de la información que recibimos, la cual debe adecuarse a nuestros parámetros de percepción. Ya que cuando no podemos asociar ideas con lo que nosotros conocemos previamente nos cuesta comprender el mensaje. Y por lo tanto, sí somos responsables de transmitir ideas, ya sea como voceros de una organización, docente, conferencistas, o simplemente cuando sostenemos conversaciones nos encontramos ante la necesidad de identificar de qué forma podemos hacer una descripción más exhaustiva de nuestras ideas para demostrar nuestras hipótesis. Dado que sino acercamos las distancias entre lo que nosotros pensamos y decimos, y la interpretación de quien recibe ese mensaje podemos correr el riesgo de que el contenido no sea interpretado correctamente.
Las interpretaciones no dependen de lo que se ve o se escucha, sino de la idea que cada uno se formule mentalmente a partir de la información que recibe. Por lo tanto, acercar el mundo del emisor con el receptor del mensaje depende de la precisión con la que describimos las ideas que deseamos transmitir.
Consideramos que un ejercicio que todos podemos realizar antes de hablar en público, es pausar el hablar para pensar cómo hacer más simples nuestras ideas. Para describir con precisión el contenido a transmitir, y por último, adecuar el lenguaje para que llegue efectivamente al destinatario final de ese mensaje.
MRR y MMR
RG Consultoría y Capacitación