Hace algunas semanas en una charla de café, el tema viro a cuánto recordamos cada día. La pregunta tenía relación con la navidad y las miles de actividades que uno debe realizar.
Recordamos enviar las tarjetas de buenos augurios, comprar los regalos, preparar la cena pre-navidad, la de navidad, la de año nuevo y además cada reunión con colegas y amigos durante ese mes. Por supuesto sin olvidar que aún tenemos trabajo por terminar, ya que no todo comienza o termina con el año nuevo. La pregunta de cuánto podemos almacenar en nuestra memoria, se acentúo en ese momento.
A veces sentimos que nos olvidamos más de lo que recordamos. Un amigo suele decir tengo que quitar información vieja para incorporar la nueva. También escuché expresiones como mi cerebro está completo. Tengo amnesia selectiva. No recuerdo nada desde hace unos meses y otras tantas similares. Estás frases suenan como situaciones extremas, pero a ¿qué nos referimos cuándo decimos que no recordamos nada?
“1. Los casos en que una persona olvida todo en su pasado son muy raros. Algunos estudiosos argumentan que una amnesia total duradera es imposible.
2. Aclaran que ni siquiera es posible olvidar de manera selectiva, tal vez solo cuando sucedió algo el día anterior.
3. La memoria es un mecanismo cerebral complejo, que puede “atascarse” por muchas razones. El esquema básico está dividido en tres etapas principales: la codificación de la memoria, su almacenamiento y recuperación.” (Focus, 2019)
Podemos quedarnos tranquilos que hay varias formas de evaluar nuestra memoria. Existe un tipo de resonancia magnética y electroencefalogramas. Este último permite verificar la conexión de las neuronas entre sí, y así poder hacer un diagnóstico médico para un posterior tratamiento en los casos que sea necesario.
Pero cuando solo estamos muy abrumados por las tareas que debemos realizar en nuestro hogar o en la oficina y nos quejamos de lo mal que esta nuestra memoria, tenemos otras posibilidades que podemos aplicar para mejorarla. Una opción antes a preocuparnos puede ser analizar el nivel de exigencia que estamos sosteniendo en nuestra vida. Comenzar a realizar un curso de respiración o trabajar con técnicas de relajación nos podrían ayudar a retomar nuestro centro de concentración y aliviar nuestro nivel de exigencias cotidianas.
Hacer consciente aquello que nos trae dificultades o nos quita el sueño, es una manera de comenzar a bajar ese nivel de preocupaciones que pueden obstaculizar nuestros recuerdos más cercanos.
María Rosa Rago y María Mercedes Rago
RG – Consultoría y Capacitación
Fuente consultada:
Revista Focus. Edición enero de 2019. Emisión: 21 de diciembre de 2018. Número de Revista 315. Italia.