Esta palabra tiene un significado que nosotros podemos ver en nosotros mismos y con nuestros alumnos. La resiliencia es el poder que tenemos los seres humanos de reponernos de situaciones adversas y seguir positivamente adelante. Cuando nos encontramos con alumnos que han pasado por situaciones extremas en las cuales se sintieron dañados, ya sea por comentarios que desvalorizaban sus producciones o sus exposiciones, comprendemos que para que ese alumno vuelva a tomar confianza en su persona necesita de atravesar por un proceso de resiliencia. En este proceso los seres humanos no solo nos reponemos de las situaciones desfavorables, sino que además logramos descubrir qué aprendizaje rescatamos de lo sucedido.
Las situaciones adversas suceden, en nosotros está la necesidad de identificar esas adversidades y reconocer cómo actuar ante ellas para elaborar nuestras respuestas. Como docentes poseemos el compromiso de promover un aprendizaje donde el alumno pueda aprender de sus propios errores, se sienta valorado y cuidado en ese espacio áulico. Los docentes somos solo un puente entre el alumno, el conocimiento y la sociedad, y es por ello, que para forjar comportamientos resilientes debemos promoverlos desde el aula. Necesitamos que el alumno trabaje con algunos de esos comportamientos, tales como el “(…) yo soy (…) yo puedo” (Gargano, H., pág. 6, 2005), ya que entendemos que esto le posibilitará el alcance de su propia valoración y la fortaleza para enfrentar otras situaciones adversas por venir. Fortalecer la confianza es un factor que entendemos posibilitará a las personas a mejorar sus comportamientos resilientes.